Dunas de Corralejo

Escrito el 26/12/2022
Maui


Uno de los bienes mas preciados de la isla

Dunas de Corralejo, el pequeño desierto de Fuerteventura 

Según avanzamos hacia el norte por la FV-1 –carretera que une la capital majorera, Puerto del Rosario, con la turística localidad de Corralejo – resulta imposible ignorar la entrada en uno de los tesoros naturales mejor guardados de Fuerteventura, Dunas de Corralejo. Con un total de 2.600 hectáreas de superficie, 2,5 kilómetros de ancho y 10 de largo, este enorme campo de dunas –considerado el de mayor extensión del archipiélago canario–, corre paralelo a la costa noreste de la isla, en el municipio de La Oliva.



Declaradas parque natural en 1982 de la mano de su vecino Islote de Lobos, no será hasta 1994 cuando estas dunas reciban su propio reconocimiento bajo la denominación oficial de Parque Natural Dunas de Corralejo. Bajo el extenso manto de arenas blancas, a su vez, yace escondido el típico malpaís canario, un suelo volcánico de colores ocres originado hace más de 50.000 años durante la erupción simultánea de los numerosos volcanes que salpican la zona.



El tercer gran pilar del Parque Natural Dunas de Corralejo lo encontramos en sus largas playas de aguas turquesas. Diversas y de aspecto virgen, todas ellas se prestan tanto a la práctica de deportes acuáticos como al nudismo. Si Fuerteventura, tal y como se refiriera a ella el filósofo vasco Miguel de Unamuno, es “ese pedazo de África sahárica lanzado al Atlántico”; en las dunas de Corralejo encontraremos con toda seguridad el corazón mismo del desierto africano.

Qué hacer en el Parque Natural de Corralejo

Si bien la carretera FV-1A atraviesa, literalmente, Dunas de Corralejo, lo cierto es que el tránsito por las mismas tan sólo puede realizarse a pie por los senderos delimitados. Pero que no cunda el pánico, el visitante podrá empaparse del paisaje desértico de todas las maneras imaginables.

Desde el norte, junto a la costera localidad de Corralejo, comienzan las dunas propiamente dichas, con alturas que pueden alcanzar hasta los 50 metros sobre el nivel mar. Desde las mismas, es posible capturar fotografías increíbles del contraste entre el mar blanco de arena y el azul oceánico del Atlántico. También cabe la posibilidad de encontrarse con alguna de las especies animales que habitan la zona. Declarada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), estas son su mayor activo, con ejemplares destacables como la avutarda o hubara canaria, los corredores, los alcaravanes y los cernícalos. Entre los mamíferos, resulta habitual presenciar la aparición de conejos, ardillas y cabras majoreras. Por su parte, la flora de la zona, en su mayoría xerófila –adaptable al medio arenoso–, ofrece al visitante la observación de endemismos locales tales como el cebollín estrellado o la uvilla de mar.



Por su parte, el sector sur del parque deja al descubierto su verdadero suelo, formado por conjuntos de coladas basálticas solidificadas que una vez fueron magma. También es aquí donde se alza la Montaña Roja, un cono volcánico de 312 metros de altura cuyo ascenso, además de ser una ruta senderista a tener en cuenta, nos regala vistas privilegiadas del norte majorero, del islote de Lobos, y de la vecina Lanzarote.

Por último, si por casualidad te consideras un amante del atletismo, debes saber que cada mes de noviembre las dunas de Corralejo acogen la celebración de la Media Maratón Internacional Dunas de Fuerteventura, una carrera de 21 kilómetros cuyo recorrido discurre en un 95% por los dominios del parque natural.



Incalculable valor natural y paisajístico

Al tratarse de un sistema de dunas, que cubre una amplia franja costera, el Parque Natural Dunas de Corralejo tiene un incalculable valor natural y paisajístico y es uno de los lugares que tienes que ver en tu escapada a Fuerteventura. Sus dunas, compuestas sobre todo de materia orgánica, se mueven bajo la influencia de los vientos alisios y es el hábitat de numerosas especies vegetales y animales, algunas de ellas endémicas.

 



Las plantas que crecen en las dunas son muy particulares, porque tienen que adaptarse a las condiciones adversas del lugar donde crecen. Entre ellas, se encuentran los junquillos, las melosas, los espinos de mar y los cebollines estrellados. Respecto a la fauna, aquí viven 17 especies de animales entre aves marinas y costeras, reptiles e invertebrados, especialmente escarabajos. En este parque también es fácil encontrar fósiles que datan de hace varios miles de años.